La cosa (parte 1)

Tuve la oportunidad de viajar a Europa junto con mis abuelos a los 12 años. Pasamos en tres semanas por muchos paises distintos hasta que finalmente me enamoré de esa pequeña gran ciudad: Barcelona. El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se llevó el centro de mi atención. Su propuesta estética y su construccion cultural fue definitivamente un gran impacto el cual hizo interesar a una atea como yo, debido a su peso historico arquitectonico y perosnal. Su arquitectura modernista catalana, su arte y lógica, su armonía perfecta y su decorado interior componen una sensación de calidez inigualable. Sagrada Familia no es para mi un templo de religión, sino que es un simple recuerdo de aquel viaje en el que estreché mis lazos con mis abuelos, bajo la sombra de una vista preciosa y conmovedora, convirtiendose entonces en un llavero el cual llevo a todos lados, todo el tiempo, en todo momento.

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